martes, 8 de noviembre de 2016

"El pueblo es el juez de los jueces"


Por Pascual Ortiz


Lo de HOY.





“la conducta de un juez en su vida pública como en su vida privada, debe desenvolverse de espalda a los vicios, y a la corrupción evitando que su más sencilla actuación infrinja la ley y manche su decoro.”



Palacio de Justicia Santiago Rodriguez


El informe que ofrece el Liceo Librado Eugenio Belliard, de lo que aconteció el pasado 27 de octubre del 2016. Encontramos la verdad, de una acción propiciada por una madre, pero no cualquier madre. Se llama Claudia Canaán,  quien como juez “debe tener la capacidad de ser receptor de todas las injusticias sociales, de comprender los móviles de la conducta humana, de penetrar hasta donde humanamente pueda las intimidades del ser, para poder valorar su conducta a la luz de las leyes.”






Los hechos narrados permite que quienes no conocían lo suceso, puedan saber que paso y cómo sucedieron los acontecimientos. Este documento no condena a nadie, pero si es la narración que se debe de tomar en cuenta, en cualquier escenario judicial o social.


Juez Claudia Canaan


Cuando se ocupa una posición como esta, de juez. “No basta entonces ser un juez sabio, conocedor de las intimidades de la ciencia jurídica, profundamente versado en la doctrina de autores, sino que también le es indispensable tener muy arraigado el sentimiento de la justicia, firmemente acendrada la excelsa virtud de la equidad. Esto último no se aprende en lo códigos, ni son enseñanzas explicitas que le suministran las leyes que debe aplicar, sino que son mandatos morales de la conciencia, principios eternos que se vivifican cuando se tiene que ejercer ese poder inmaterial y grandioso de juzgar.”


El expediente que instrumentalizo la fiscal de niños, niñas y Adolescentes, Martha Breton; debió imputar a la madre del joven agresor, Claudia Canaán. Porque los hechos son los que hablan.


Los actores que administran justicia, en la Provincia Santiago Rodríguez, son lo más llamado a cumplir con los mandatos, que esta  impone. Aquí los sucesos se van dando de tal manera que uno supera el otro. Y pasan días, meses, años y los casos se pierden en el tiempo.





Asesinatos, violaciones, actos terroristas, implicados en drogas, robo en todas sus manifestaciones (ganados-comercio-centro de venta de lotería- hogares-escuelas); son actos que no se ventilan y si llegan a un juicio, es para guardar las formas.



Juez Juan Miguel Perez



La Juez Claudia Canaán ha sido investigada por otros hechos. El Juez Juan Miguel Pérez, ha evacuados sentencia increíbles, injustificables y violado otras normas legales. Sin embargo, el juez es “un arquitecto de la nueva sociedad que lo rodea, un fiel intérprete de sus afanes, un artífice de la convivenciaJuzguen pues, ustedes el acontecer de los jueces de Santiago Rodríguez.


El ministerio público, también ha creado escándalos por su forma de hacer las investigaciones e instrumentar los expedientes, de los casos delictivos que acontecen.  Hasta ahora, estos se han sabido proteger, unos y otros.


Esta es la justicia más selectiva e injusta. Cuyos actores no tienen pudor público para escandalizar y evacuar sentencias inhumanas, carente de apego a los legítimos procedimientos. Esta ha causado daño, sin miramientos, sin importar la magnitud de los mismos... Qué más da? siempre quienes salen dañados, afectados, son los pobres, porque esta tiene una lupa, que todo lo ve en función de intereses particulares.


La irresponsabilidad de quienes administran e imparten justicia en Sabaneta no soporta más parche, más cloro, ni tapadera del cuadro clínico cancerígeno y moribundo de la misma. Porque “la conducta de un juez en su vida pública como en su vida privada, debe desenvolverse de espalda a los vicios, y a la corrupción evitando que su más sencilla actuación infrinja la ley y manche su decoro.”


Es necesario una investigación seria (de este hechos y otros), responsable y que no vengan a seguir ocultando estas indelicadezas de los honorables jueces y otro, como el ministerio público, que por omisión o complicidad, han demostrados no tener capacidad para los cargos que ocupan.


Exponer esta realidad no es aprovechar un hecho en particular, es demandar justicia, protección para una población que necesita que la justicia actúe apegada a las normas.  Por quienes están llamados a protegerla. Y que quienes comentan daños que estén reñidos por las leyes dominicanas, paguen con lo que expresan e indica esta.


Independientemente de que la justicia dominicana se está asando en su propia zarza. Es necesario dejar constancia de que no puede uno ser indiferente. El costo puede ser más injusticia, la verdad no puede ser más ocultadas. Pero eso dependerá de la actitud de los ciudadanos.


La historia se escribe de hechos, no de supuesto. Esta nos ha mostrado que a pesar de todo, ella se hace desde la realidad y desde esa realidad se hace evidente los acontecimientos y sucesos.


La consecuencia de la violencia familiar que estamos viviendo en cada hecho cotidiano. Nos muestra que las mayorías de los padres, madres o tutores no están asumiendo su responsabilidad de educar en valores.


Todas las familias son afectadas de una o de otra manera. No importa que tan encerrada y segura viva en su casa. Claro está, cuidarla, formarla y acompañarla, es la responsabilidad de padres, madres, los hijos/as, tutores, el estado y toda la sociedad.


Aunque la sociedad está fragmentada, dividida, complicada e injusta. Debemos hacer lo que nos corresponde para que esta se ordene, para garantizar los derechos y deberes de todos sus miembros.



Una respuesta a estas situaciones que vive la sociedad, es la orientación que nos hace  el Santo Padre Francisco a los Obispos, a los presbíteros y diáconos. A las personas consagradas y a los esposos cristianos sobre; EL AMOR EN LA FAMILIA. Con la Exhortación apostólica postsinodal, AMORIS LAETITIA.

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