Lo de HOY
Por Pascual Ortiz
Si se tiene la pareja, los hijos/as, porque no hacer ese diálogo y deponer cualquier actitud “excusa tienen por demás,” dejen de comprometer la relación familiar, nada es más importante que esta.
La provincia de Santiago Rodríguez, está pasando por una situación que está creando unos sufrimientos muy
dolorosos en el seno de varias familias y está poniendo en alerta la
convivencia que se está dando en otras.
Es que en menos de dos meses
cuatros jóvenes adolescentes se han suicidado, quitándose la vida ahorcándose.
La fragilidad en los adolescentes, está marcando un ritmo jamás imaginado. La
preocupación se adueña de los hogares y crea pánico en padres, madres e
hijos/as. Y no es para menos.
Hoy vivimos una crianza donde en las mayorías de los hogares falta el
padre o la madre. Situación está que afecta la formación y crianza de los
hijos/as. Se asume como intrascendente el acompañamiento de los padres y madres
en la educación de esto. Por ello cualquier diferencia se resuelve con la separación,
incrementando la descomposición del núcleo familiar.
El amor que una vez lo unió, deja
de ser lo más importante para la pareja. Solo creen en sus nuevos guías y
“amigos/as”, nuevo o nueva “pareja”. Nada importa, ni los hijos/as, los sueños
y vivencias de un tiempo de amor, que pudo ser salvado. La actitud de las
parejas hoy es a la huida. Por una dificultad, incomprensión, desafío y falta
de dialogo. El orgullo inducido (cultura del descarte) a la separación, puede
más que mantener el amor de la pareja.
Las teorías que justifica la
separación de cuajo y por cualquier sácame esa paja. Están a la luz del día. Lo
primordial, lo lógico, lo importante, lo inmediato, lo que Dios quiere, lo que más
le conviene a la pareja; es regresar al amor fecundo, del núcleo familiar.
Sabiendo que lo saludable, es mantener la relación conyugal. Ellos/as (esposo/a
e hijos/as) deben estar por encima de la
dificultades y las malas lengua, esta “la sagrada familia”.
El dialogo es una herramienta imprescindible
para lograr el rencuentro, para mantener el amor que una vez lo unió. Todo es
posible, siempre y cuando lo que lo unió, fuera puro, sincero, desinteresado y hay una disposición
a vivir hasta la eternidad, su convivencia familiar. Dios bendice toda relación y la encamina al
respeto, amor, comprensión, fidelidad y disponibidad. Porque lo que Dios
bendice, es para siempre.
El error más cotidiano en la
pareja, es creer que con otra persona la relación será diferente. Claro que
puede ser diferente, si se da el dialogo, si se quiere estar junto, si se está
dispuesto a superar cualquier diferencia, incomprensión sin importa la situación, ni la magnitud de esta; se puede
ser feliz.
Pero, si se tiene la pareja, los
hijos/as, porque no hacer ese dialogo y deponer cualquier actitud “excusa tienen por demás,” dejen de comprometer
la relación familiar, nada es más importante que esta.
La consecuencia de una
convivencia conyugal, marcada por los conflictos, el maltrato, el irrespeto, la
violencia es la separación y el sufrimiento de la pareja. Los más dañados en la
cadena familiar después de las parejas son los hijos/as.
El reto para los padres será
siempre, aunque estén junto o separado; saber que los hijos/as, son como son
por la responsabilidad o irresponsabilidad
de ellos. No acompañar a tiempo, en la formación en valores y permitirle
todo. Crea una disociación de estos con el padre y la madre. Pierden la
motivación para sus estudios y se hacen indiferente a los deberes y derechos
sociales.
Claro que todos/as los hijos/as
no siempre aprenden solo lo que sus progenitores le enseñan. Que son influenciados
por la amistad que van teniendo con otros niños/as, en la escuela, el tiempo
libre, la vecindad y los tutores. Sin
embargo, el producto (hijos, hijas) es siempre responsabilidad de los padres.
Es evidente que la crianza que
reciben los niños/as hoy, está marcado por la violencia y otros factores, que
exponemos:
ü Es
necesario que se dialogue, ante de tomar
cualquier decisión.
ü Es
necesario escucharse, ante de culpabilizarse.
ü Es
innegociable perdonarse, ante que dejar crecer el odio, en el corazón del núcleo
familiar.
ü Son
necesario las lágrimas cuando salen del corazón, porque purifican el alma y doblega
el rencor.
ü Es
necesario la sinceridad en pareja y asumir cada quien su responsabilidad en los
hechos dolorosos en su relación.
ü La
realidad obliga a poner el tema en la
mesa de la familia. Aunque resulte tedioso, repetitivo y monótono.
ü Se
debe crear los espacios, para que los hijos/as expongan sus inquietudes y la
visión que tiene de su convivencia en su familia y su visión de la sociedad en
que vive.
ü El
tema debe de enfocarse en los centros educativos.
ü Desmontar
de los altares de los templos y llegar a los hogares.
ü Desvelar la cortina que intenta ocultar el aumento de
consumo de alcohol en los adultos y con ellos en los adolescentes.
ü Se
debe descontinuar la práctica de ver a los hijos/as, como un objeto más en el
hogar. Donde se descargan las
frustraciones y problemas; sin voz ni voto.
ü Que
los maltratos, violaciones a los niños y adolescentes, dejen de negociarse en
el mercado de los palacios de justicias.
ü No
se puede ser una madre o un padre mentiroso e infiel y pedirle a los hijos que
digan la verdad y que sean fiel.
ü La
culpa de los descuido de los padres, se les hecha a la computadora, la
televisión, al gobierno, a las iglesias, a las escuelas, a otros factores.
ü El
padre y la madre vienen marcados por la educación de su familia. Hábitos, costumbres, que se transfieren en el
núcleo de la nueva familiar. Y esta son la que influyen en la formación
psicológica y educativa. Y los hijos nacen en esa realidad que viven sus
padres.
ü La
violencia no es el único mecanismo para corregir y buscar soluciones a
cualquier equivocación de los hijos.
Para romper con el desequilibrio
en la convivencia del núcleo familiar, que se expresa con violencia e
incomodidad para volver con la rutina del dialogo. Es necesario entender que
nadie está de más en el hogar. Más bien los padres deben ser equilibrado
progenitores y saber que su cercanía en la educación es imprescindible. A veces
comprender con madurez su papel, se hace fastidioso y complicado.
La verdadera equidad en el núcleo
familiar se construye estableciendo una relación vasa mentada en la confianza.
Donde se exprese con libertad los sentimientos, en actitud de colaboración
mutua. Donde se pongan de acuerdo, en los límites y las consecuencias de los actos;
los conyugues y los hijos. Sabiendo que el hogar no es un retén militar, ni un
hotel donde cada quien vive encerrado en su habitación individual.
El Papa Francisco pone en
nuestras manos, la exhortación apostólica postsinodal, AMORIS LAETITIA, sobre
EL AMOR EN LA FAMILIA.
Aquí podemos entender desde una
visión de fe la importancia de la familia, para Dios y la misión de la Iglesia.
Le invito a adentrarse en la lectura del mismo y encontrara vías de encuentro
para la familia. Puente de enlace para los padres y los hijos/as.
Diez consejo del Papa Francisco,
ponemos a tu disposición para que te anime y entre a la exhortación apostólica
postsinodal, AMORIS LAETITIA, sobre EL AMOR EN LA FAMILIA.
1. “Es bueno darse siempre un
beso por la mañana”.
2. “Bendíganse todas las noches”.
3. “En la familia están también
el suegro, la suegra y todos los parientes del cónyuge. Eviten verlos como
competidores, como seres peligrosos, como invasores”.
4. “Deben tener alguna salida
juntos”.
5. “Compartan las tareas
domésticas”.
6. “Esperen al otro y recíbanlo
cuando llegue”.
7. “Deben descubrir que una
crisis superada no lleva a una relación con menor intensidad; sino a mejorar,
asentar y madurar el vino de la unión. (…) A partir de una crisis se tiene la
valentía de buscar las raíces profundas de lo que está ocurriendo, de volver a
negociar los acuerdos básicos, de encontrar un nuevo equilibrio y de caminar
juntos una etapa nueva”.
8. “Respeten las tradiciones y
costumbres de su cónyuge. Traten de comprender su lenguaje y contengan las
críticas”.
9. “Tengan gestos de preocupación
por el otro y demostraciones de afecto. El amor supera las peores barreras.
Cuando se ama a alguien o cuando nos sentimos amados, logramos entender mejor
lo que quiere expresar y hacernos entender”.
10. “Recuerden que los hijos son
un maravilloso don de Dios, una alegría para los padres y para la Iglesia. A
través de ellos el Señor renueva el mundo”.
Una tarea no exenta de “crisis,
angustias y dificultades”. Pero, tal y como nos recuerda el papa Francisco en
Amoris laetitia, “aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni
puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio”.
Aprender a amar alguien es un camino al que hay que dedicarle una vida entera.
http://www.vidanueva.es/2016/04/08/amoris-laetitia-los-10-consejos-del-papa-francisco-para-las-familias/
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