martes, 17 de enero de 2012

La crisis moral, la peor de todas



El tiempo, que es inexorable  y las generaciones futuras, nos juzgarán de lo que hicimos y dejamos de hacer.


El Obispo emérito de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Francisco José Arnaiz, durante la homilía en la celebración del día del Poder Judicial, expreso su preocupación por la inseguridad ciudadana y el desorden nacional que existe en el país tanto en la familia, en el tránsito, en la educación y en el ejercicio del poder.  Dijo que "se sube al poder no para solucionar los problemas sino a buscar provecho personal".

El Obispo afirmo que la crisis moderna es la inmoralidad, que ha sido la causante de la crisis financiera, de la crisis educativa, en fin de todos los problemas que aquejan a nuestra sociedad.

No estaba equivocado Simón Bolívar "El Libertador", al aseverar con tanta determinación que "moral y luces son nuestras primeras necesidades", pues como gran visionario vislumbraba  que un Estado no puede progresar cuando sus dirigentes y sus ciudadanos no cumplen con las creencias y normas establecidas, y cuando la gran mayoría de sus hombres y mujeres están por debajo de la media en educación y comportamiento cívico.

La falta de aplicación de estos  conceptos están  llevando a nuestro País al fondo de las peores de las crisis que puede vivir una Nación:"la crisis moral", y es que ya nada sorprende al dominicano, nos acostumbramos a lo fácil, al "dame lo mío", las funditas de comida para comprar conciencias, el desorden, el clientelismo, el nepotismo, la impunidad, la corrupción, las botellas, la mentira, la irresponsabilidad, el engaño, la doble moral, la demagogia, la opulencia  y hasta a la miseria.

Sodoma y Gomorra nos está quedando chiquito por la falta de autoridad;  la inseguridad ciudadana está creando pánico colectivo, el tráfico y consumo de drogas ha llegando a niveles alarmantes, la vida de los dominicanos esta valiendo algunos miles de pesos, pues la muerte por encargo es la nueva modalidad del crimen organizado.

Lo ético y lo moral está pasando a segundo plano, al igual que nuestro sistema de educación, pues no nos avergonzamos de ocupar  junto a Haití  uno de los  peores  lugares del sistema de educación entre los países del mundo.  Es imposible lograr crecimiento económico y desarrollo con esta calificación tan deprimente y si le sumamos la falta de ética y moral que existe en los estamentos del Estado, sin lugar a dudas que vamos en camino a la desintegración de la sociedad dominicana.
Los cables  Wikileaks  difundidos por un importante medio de comunicación, sean falsos o verdaderos, o producto de una denuncia diplomática acomodada al interés personal o del país que representan esos funcionarios, son síntomas del deterioro de la ética y la moral de nuestra autoridades, que muchas veces por congraciarse o tener complejo de Guacanagarix incurren  en comentarios que laceran nuestra soberanía, sin tomar en cuenta el dicho popular que dice: "los platos sucios se lavan en la casa" y "la mujer del Cesar no solo debe ser seria, sino que también debe aparentarlo".

La crisis moral que sufre la República Dominicana se ve por doquier, nadie cree en nadie, lo vemos a diario en el desorden del tráfico vehicular, en las oficinas públicas, en la justicia, en la frontera, en los hospitales, en las escuelas, en nuestros cuerpos del orden... hemos perdido la confianza en nosotros mismos y en nuestras instituciones.

Nuestro Orgullo Nacional está mal herido, nuestros jóvenes que son el futuro del País están desorientados debido al egoísmo y mal ejemplo de la mayoría de nuestras autoridades  en no asumir sus responsabilidades constitucionales  y por la falta de "pantalones" de todos los que anhelamos un presente de progreso y  futuro promisorio para nuestros hijos y nietos.

El tiempo, que es inexorable  y las generaciones futuras, nos juzgarán de lo que hicimos y dejamos de hacer.


El tiempo, que es inexorable  y las generaciones futuras, nos juzgarán de lo que hicimos y dejamos de hacer.


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