jueves, 17 de febrero de 2011

Connie Mack y sus similares


Escrito por: Lilliam Oviedo (lilliamoviedo@yahoo.es)

Si considera a Posada Carriles ejemplo de ciudadano y al golpista Roberto Micheletti ejemplo de gobernante, no es extraño que pida sanciones contra Venezuela y contra el presidente Hugo Chávez, a quien califica como terrorista.


Hace casi 30 años, su padre Connie Mack III, sostuvo junto a Ileana Ros-Lehtinen la campaña por la puesta en libertad del terrorista Orlando Bosch. Connie Mack, IV, el Cornelius McGillicuddy activo hoy, está entre los sustentadores de la campaña por la puesta en libertad de quien planificó junto a Orlando Bosch la voladura de un avión cubano con 73 personas a bordo, Luis Posada Carriles.

Si considera a Posada Carriles ejemplo de ciudadano y al golpista Roberto Micheletti ejemplo de gobernante, no es extraño que pida sanciones contra Venezuela y contra el presidente Hugo Chávez, a quien califica como terrorista.

En noviembre pasado, Connie Mack, en una reunión de ultraderechistas, instó a asesinar a Chávez.

Poco antes de iniciarse el juicio (que todavía no ha concluido en El Paso, Texas) contra Luis Posada Carriles, Connie Mack estuvo entre los organizadores de un acto público para la formación de un fondo destinado a solventar los gastos legales del octogenario criminal. ¡Qué descaro!

Ileana Ros lo llevó a ser presidente del Subcomité para el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes. Y desde esa posición hace sentir su furia ultraderechista. Propuso el sábado pasado que Estados Unidos deje de comprar petróleo a Venezuela y la incluya en la lista (que dicta, por cierto, la prepotencia imperialista) de países promotores del terrorismo.

Dice que Chávez es un matón, y calla los nombres de los cientos de víctimas de diversas nacionalidades que hay en la lista de su protegido Posada Carriles, torturador y asesino.

Los vínculos con Posada y con otros terroristas, son de todos conocidos, pero hay que decir que por la boca de Mack habló un sector de conservadores.

Es el sector que llenó de odio y de radicalismo la cabeza de Jared Loughner (es hasta donde se puede probar la culpa, pero no necesariamente el límite) hasta llevarlo a asesinar a seis personas en Tucson, incluyendo a una hermosa niña, y a dejar privada de sus facultades a la congresista Gabrielle Giffords.

En el marco conceptual que pauta a ese sector, el golpe de Estado y el magnicidio en nombre del sometimiento, no son delitos, y es natural la prepotencia al estilo de la década de 1960, cuando se impuso el criminal bloqueo contra Cuba.

El sector desmitifica sus propuestas colocándolas primero en las voces de los más desquiciados: el ex presidente mexicano Vicente Fox se pronunció aquí contra Chávez, y Connie Mack se pronunció en una reunión de conservadores.

La señal es clara: a pesar del manejo no siempre adecuado de temas como el posible destino de las guerrillas colombianas, Chávez es la muralla contra la imposición imperialista en América Latina. Es deber de conciencia darle apoyo.

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