En los titulares de los diarios, nada recuerda el escándalo que generó la revelación hecha por el sitio de Internet Wikileaks, sobre un reporte que hizo, siendo embajador en Santo Domingo, Robert Fannin, acusando a Felucho Jiménez y Andrés Vanderhorst de exigir soborno a empresas yanquis.
Los dos ex funcionarios, tienen que agradecer a Leonel Fernández, quien usó su condición de presidente de la República para ahorrarles la tarea de dar explicaciones en torno a si, siquiera por vergüenza, someterán a la Justicia a Fannin o al diario español El País, como anunciaron, en declaraciones que sólo pueden calificarse como ridículas parrafadas.
Radhamés Segura y Temístocles Montás, son también mencionados en el reporte de Fannin, pero, como sobre ellos hay insinuaciones y no acusaciones directas, los bien pagados asesores de Leonel Fernández les recomendaron no hacer mucho ruido.
Leonel Fernández, en un almuerzo para hablar “fuera de récord” con directores de medios de comunicación, dijo que Estados Unidos pidió excusas y que él no formaría comisión alguna para investigar, como solicitó (en una pose que es parte del ceremonial) Felucho Jiménez. Dijo además que el reporte es “material bruto que hay que procesar”. En ese almuerzo, emitió una declaración, para difusión, sobre la posible necesidad de ser otra vez candidato.
El término excusas, hay que escribirlo entre comillas, porque Estados Unidos no ha dicho que su ex embajador no escribió la nota o que no es cierto su contenido, que habla de un ambiente de corrupción en el gobierno. Pero Leonel hace creer que no advierte que se le enloda también a él.
Los embajadores yanquis protegen a sus empresas contra pagos evitables. Y hacen cancelar a ciertos extorsionadores, sin prohibir al presidente que les dé protección.
Leonel, aprovecha el hecho de que no sólo corruptos de su entorno figuran en reportes de embajadores yanquis, y actúa para preservar el financiamiento a sus proyectos (incluso la Fundación Global) y el impulso al plan reeleccionista. Como discípulo de Balaguer, se deja atar, pero también ata...
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