jueves, 24 de junio de 2010

Santos y sus auspiciadotes


Escrito por: Lilliam Oviedo (lilliamoviedo@yahoo.es)
La abstención superior al 55%, no es motivo para que los principales diarios de Bogotá bajen el tono a la celebración de la victoria electoral de Juan Manuel Santos. Hay enorme diferencia entre hablar de democracia y respetar a las mayorías.


El presidente electo que habla de unidad y declara que recibe con humildad el triunfo, es el mismo Juan Manuel Santos que, como candidato, se declaró orgulloso de haber ordenado la incursión del Ejército de Colombia en Ecuador en marzo del año 2008 y proclamó que lo haría de nuevo si lo considera necesario. ¡La encarnación de la prepotencia!

El protagonismo robado a Álvaro Uribe en operaciones militares y en provocaciones a los vecinos, lo llevó a sustituir al actual presidente en la boleta oficialista y hoy lo convierte en el aliado cuyo camino hacia la Casa de Nariño el influyente The Washington Post adorna con abundantes elogios.

Buscador impenitente de posiciones, (jefes paramilitares dicen haber conspirado junto a él contra gobiernos a los cuales sirvió), comenzó temprano a sacar partido a las dificultades de Uribe para repostularse en mayo pasado, logrando convencer a la ultraderecha (componente básico del poder estadounidense) de que sería el presidente ideal.

Como ministro de Defensa, encabezó el proceso de fortalecimiento de los nexos con Israel en inteligencia y seguridad, y protegió a militares represivos con quienes el mismo Uribe tiene deudas, porque le sirvieron en Antioquía y luego en Bogotá.

Uno de los protegidos es el actual embajador en República Dominicana, general Mario Montoya. ¿Lo seguirá manteniendo en el exterior o creará las condiciones para tenerlo a su lado? Dijo recientemente que los falsos positivos (jóvenes del pueblo asesinados por patrullas para presentarlos como bajas de las guerrillas, sobre todo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC) son problemas del pasado. ¡Con una frase sonora quiere dar por cancelada esa enorme deuda de sangre!

La coordinación de las relaciones con Israel (auspiciadas por Estados Unidos para trasplantar ese modelo de dependencia y de dominación regional); la participación en los “acuerdos” que culminaron con la entrega a los cuerpos militares yanquis de 7 bases en Colombia, y las viejas relaciones con grupos paramilitares que durante el gobierno de Uribe fueron aparentemente desmovilizados y en realidad disfrazados, llevaron a Santos a la situación en que se cuentra hoy, esperando la fecha señalada por la Constitución (7 de agosto) para iniciar su gestión como presidente de Colombia.

Y como la politiquería manipuladora disfraza de mayoría la minoría que lo eligió, Santos habla de unidad mientras impulsa la continuidad del entreguismo, la política de guerra y la represión... No hay disfraz que pueda encubrir su verdadero rostro.

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