miércoles, 9 de junio de 2010

Las patatas fritas ya no amenazan a Israel.-

Javier Espinosa

GAZA.- El comunicado de la ONG israelí no pudo por menos que comenzar aludiendo a la decisión de Tel Aviv con cierta sorna. “Gisha se congratula al saber que el cilantro ya no representa una amenaza para la seguridad de Israel”, opinaba.




El Centro Legal para la Libertad de Moviento (Gisha) aludía al hecho de que hasta cosas tan nimias como la planta aromática figuraron durante los últimos tres años en la lista de objetos prohibidos para Gaza establecida por el ejército israelí, bajo el supuesto genérico del hipotético riesgo que representan para la seguridad del estado judío.

Ante el escándalo internacional desatado por el asalto contra el Mavi Marmara, los uniformados anunciaron hoy que pretenden aumentar el número de productos que pueden ingresar en la franja y como signo de su supuesta flexibilidad confirmaron que ahora darán su visto bueno a la entrada en el territorio de cosas como patatas fritas, galletas, crema de afeitar o mermelada.

“Durante los últimos seis meses, Israel ha incrementado el volumen de productos que pueden entrar en Gaza y su variedad. Esta política continúa”, afirmó un portavoz israelí citado por Reuters.

Sin embargo, este gesto ha sido acogido con sorna por palestinos y la propia Gisha, que recordó que “no basta con permitir que los residentes de Gaza compren galletas producidas en Israel. Debería de dejar de prohibir materiales como margarina y glucosa para que los habitantes de Gaza produjeran sus propias galletas y pudieran reactivar una economía paralizada durante 3 años”.

Hasta el mismo ministro de Economía de Cisjordania, Hassan Abu Libdeh, recibió la noticia con sarcarmo. “Nos han enviado el primer plato. Estamos esperando el plato principal. Esperamos que finalice este bloqueo injusto”, señaló desde Ramala.

Desde que comenzó el bloqueo en el año 2006 –tras los comicios en los que venció Hamas-, Tel Aviv mantiene que la franja no sufre una crisis humanitaria contradiciendo a todas las organizaciones internacionales que trabajan sobre el terreno. Como argumento esgrime una y otra vez las toneladas y el número de camiones que deja pasar a Gaza cada mes.

Pero Gisha difundió el martes un detallado estudio comparativo del tráfico de mercancías que pone de relieve el alcance del embargo aplicado por los israelíes. Según esta organización ahora sólo se autorizan 97 productos considerados como “esenciales para la supervivencia de la población civil”, cuando antes de comenzar estas medidas de presión eran 4.000. Para establecer una comparación la ONG israelí estima que cualquier gran supermercado de Israel dispone de entre 10.000 y 15.000 productos diferentes.

La cantidad de los trasvases ha decrecido asimismo de forma tan significativa que si ahora acceden a Gaza 2.300 camiones por mes antes del 2006 eran 10.400. Las exportaciones han sufrido un colapso casi absoluto pasando –según este cálculo- de 70 vehículos por jornada en el 2005 a los mínimos 257 que consiguieron salir desde junio del 2007 hasta la fecha. Como dato comparativo Gisha indica que tan sólo la firma de alimentación israelí Tnuva envía 400 camiones a diferentes destinos de Israel cada día.

Gisha también insiste en que Israel aplica una “guerra económica” contra toda la población de la franja –algo ilegal según la normativa internacional- pero al mismo tiempo no se olvida de sus propios intereses financieros.

“No dejan entrar caucho, goma y nailon, que se usan para hacer pañales en la franja, pero permite que se importen pañales hechos en israel; impide la transferencia de sal industrial, glucosa y contenedores de plástico que se usan para hacer la pasta de ‘tahina’ (una pasta hecha partir del sésamo muy apreciada en el mundo árabe) pero deja entrar ‘tahina’ hecha en Israel”, informa la organización humanitaria.

La avalancha de Datos de Gisha es interminable y no sólo se limita a los suministros sino también a cuestiones como la falta de libertad de movimiento de los habitantes. Si antes una media de 40.000 palestinos solían salir del territorio a través de Rafah al mes en lo que va de año esa estadística sólo alcanza los 3.192.
(Foto de la terminal de Rafa)

Para el activista de derechos humanos, Eyad el Sarraj, los medios de comunicación internacionales están sirviendo como plataforma de propaganda para las autoridades israelíes al publicar “las cantidades que dicen que han enviado sin establecer una comparación”.

Sin embargo, si es cierto que el suceso de la flotilla humanitaria parece haber obligado tanto a Israel como a Egipto –copartícipe del cerco- a modificar de forma parcial su postura, algo que ya está teniendo repercusiones positivas a nivel local.

Desde el pasado lunes algunas entidades financieras como el Banco de Palestina comenzaron a colocar junto a las máquinas automáticas de expedir dinero carteles como los que se podían apreciar en la calle Omar Mukhtar –la avenida central de la ciudad de Gaza- donde se leía: “queremos informarles que hay dólares y dinares en el ATM”.

La franja sufría desde hace casi un año una acuciante carestía de divisas extranjeras, en especial del billete verde, y esta sorpresa fue acogida por los visitantes del banco con un notable regocijo. “No se cuanto durará esto. No se si es el fin del bloqueo o sólo un respiro temporal pero he aprovechado para sacar 1.000 dólares. Quería sacar 5.000 pero es el máximo que te dejan retirar”, manifestó Gassan Turuk, de 34 años.

En Rafa, la apertura indefinida de la terminal fronteriza con Egipto está permitiendo la salida de cerca de 500 palestinos cada jornada, aunque sólo gozan de este beneficio personas que requieran cuidados médicos o aquellas que disponen de invitaciones y visas en países foráneos.

“Lo principal es acabar totalmente con el bloqueo porque es ilegal. No queremos seguir encerrados en este gueto. ¿Cómo es posible que los judíos no lo entiendan si ellos mismos lo sufrieron?”, sentenció Nahed Jalalel.

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