Colombo
Hay unos once o doce periodistas (talvez quince o, a lo sumo, diecisiete), entre los muchos que conozco, que no existen. Son seres absolutamente ficticios. Son una mentira más de la prensa nacional, de la que generalmente se burlan por lo bajo, porque conocen al dedillo sus inconfesados pecados.
Son una ilusión de palabras dichas en irreales ondas hertzianas y escritas con tinta invisible sobre papeles transparentes. Son la reproducción inasible de un misterioso fenómeno de imagen en un salón de espejos zigzagueantes. Son inmateriales. Por ser su existencia un misterio, por tanto inexplicable, son denominados "los jodones", "los tercos", "los rosca izquierda", "los difíciles". Hay algo que lo reitera: no figuran en ninguna lista de esas que en cada partido y en cada gobierno se hacen, lo que los retribuye con algo muy importante: no obstante ser terriblemente chocantes e inconformes...comulgan a diario y son felices con un oficio cargado irrenunciablemente de esperanza, hasta donde se puede ser feliz y esperanzado bajo los tristes hechos que nos atacan. (Dedicado con inmenso cariño a mis colegas de lo que denomino como “Congregación de la Vela Perpetua”. Esos que sostienen una flama que nunca se ha apagado. Ni por dinero. Ni por promesas. Ni por halagos).

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