Por Victor M. Carriba
Naciones Unidas, 20 abr (PL) Los pueblos indígenas del mundo defienden hoy sus derechos en Naciones Unidas, respaldados por diferentes investigaciones y declaraciones que sustentan la validez de sus reclamos.
Un importante estudio divulgado a principios de este año y varios análisis y acontecimientos recientes constituyen ahora parte importante del arsenal de los debates iniciados aquí en el IX Foro Permanente de Asuntos Indígenas de la ONU.
En enero pasado, la organización mundial recibió un informe que constituyó una severa denuncia sobre las pésimas condiciones de vida de los pueblos originarios, reflejada en alarmantes indicadores de salud, pobreza, educación, desempleo y abusos de sus derechos.
El documento refrendó que los indígenas suman una población equivalente a un cinco por ciento (370 millones) de los habitantes del planeta, y sin embargo constituyen más de la tercera parte del segmento más pobre a nivel mundial.
En Estados Unidos, agregó, los nativos están expuestos a contraer la tuberculosis 600 veces más que el resto de la población, mientras que en Australia y Nepal los niños indígenas tienen una esperanza de vida de 20 años, índice que cae a 13 en Guatemala y a 11 en Nueva Zelanda.
Entre los males que sufren las comunidades originarias están la violencia, las políticas de asimilación, la expropiación de sus tierras, la marginalización, los traslados forzados o reubicaciones, los abusos de las fuerzas militares y la negación del derecho a la tierra.
En materia de salud, el estudio señaló la mala nutrición, el acceso limitado a la asistencia, la escasez de medios fundamentales y la contaminación de los recursos naturales como factores que agravan la situación.
Añadió que los pueblos indígenas padecen altos niveles de mortalidad materna e infantil, malnutrición, enfermedades cardiovasculares, VIH-Sida y otras enfermedades contagiosas como la malaria y la tuberculosis
Al mismo tiempo, demostró que los trabajadores nativos cobran de media la mitad que los no indígenas, en gran parte a causa de la discriminación y la brecha en la calidad de la enseñanza.
Sin embargo, la sabiduría de los nativos y su persistencia muestran, por otro lado, un rico saldo de progresos en la lucha por sus derechos, entre ellos la aprobación en 2007 de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Otro jalón en ese camino fue la proclamación del 22 de abril como Día Internacional de la Madre Tierra y la propuesta de un proyecto de resolución titulado Armonía con la naturaleza.
Esa iniciativa contempla la necesidad de lograr el equilibrio entre los seres humanos y la Madre Tierra, concepto enarbolado el año pasado aquí por el presidente boliviano, Evo Morales:
"Ha llegado la hora de reconocer que la Tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a la Tierra, que nuestra misión en el mundo es velar por los derechos, no sólo de los seres humanos, sino también de la Madre Tierra y de todos los seres vivos", dijo el mandatario ante el plenario de la ONU.
arc/vc
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