Lo de Hoy
Por Pascual Ortiz
Hemos llegado a un punto de incertidumbre, que no permite vislumbrar a corto, mediano y largo plazo la solución de la violencia.
Este pasado domingo 9 de Septiembre del 2017, sucedió un
accidente entre un vehículo y un motor, en la calle Sánchez con José Reyes. En
el motor iban una pareja de esposo y en el vehículo varias personas. En el
motor cargaban un tanque de gas, que cuando se da el choque este cae y se abre.
Sin embargo, el conductor del motor atina y de un salto lo primero que hace
cuando logra reaccionar es cerrarlo. Esto evitó que este pudiera producir un incendio
o incluso explotar.
En ese momento estoy llegando del campo y me percato del
accidente y me acerco. Tanto el chofer del vehículo y el conductor del motor se
ponen de acuerdo. Y este pasará al otro día por donde trabaja el joven
conductor y este le arreglara los daños. En eso se acerca un motor manejado
por una joven y una camioneta con dos personas a bordo.
La joven del motor comienza a discutir con la doña que tuvo
el accidente e intercambian palabras. Yo me percato de que la situación se está
saliendo de control y les digo a la joven
que ya se pusieron de acuerdo, que no ha pasado nada grave. Sin embargo,
esta se levanta del motor y da una galleta a la joven y bueno se inicia una trifulca
donde los dos que llegan en la camioneta también comienzan a discutir y van
arriba del chofer del motor e intentan golpearlo, nos metemos en el medio y
pedimos calma. No hay calma sino que comienzan a amenazarme a mí también.
Vocean que yo hablo en medio de comunicación y que haga lo que yo quiera. No
entiendo lo que pasa, pero les digo que ellos parecen delincuente y se me van
encima, no sucede nada por las gentes que intervienen.
Se van y llegó la calma y no quedamos hablando con la pareja
de esposo accidentado. La mujer no está conforme e insiste que va a someter a
la joven que le fue encima. Insistimos que vaya al médico y se chequee donde
ella dice que le duele.
La moraleja es que la violencia no es la forma de solucionar
los conflictos. La actitud de quienes conducían la camioneta no se justifica,
con la del joven que tuvo el accidente. Este fue muy prudente, aunque con lo
sucedido en lo adelante. Dijo que ya no iba a pagar los daños del motor. No sé qué
ha pasado de ahí en adelante, si se le reparo el motor, si ha habido algún
dialogo o si la mujer accidentada sometió a la otra joven.
HAY ESPERANZA!
Es evidente, que se debe de
reflexionar esta realidad violenta en que se quieren solucionar los problemas
y conflictos. La violencia está arropando a la sociedad dominicana. Por
cualquier situación la forma de resolver el conflicto, es con la violencia
verbal, piedra, puñetazo, arma blanca o de fuego.
Hay una desvalorización de la vida y si no valoramos nuestra
propia vida, no valoraremos la de los demás. Y es por ello que vemos que cuando
hay una dificultad e incomprensión entre las personas, la solución es la
violencia. Que en las mayorías de los casos, termina con la vida de alguien.
Si hay una incomprensión entre papa, mama y los hijos/as, la
solución errada ha sido el asesinato de uno de los padres, o el suicidio del
hijo o la hija. Si hay una discusión o incomprensión entre la pareja, quien
pierde es la mujer; esta es asesinada por su pareja. Hemos visto que son varios
los accidentes de tránsito que han continuado con una discusión y han terminado
con la muerte de uno de los implicados. Si hay diferencia de herencia o una
inconformidad por terreno, ha pasado lo mismo, quien está armado asesina al otro.
Es necesario que la solución de conflicto, el que sea; se
solucione por el diálogo entre las partes afectadas y si no se puede en ese
momento, tómense una pausa y renueven el diálogo en otro momento. Que se busque
la solución en la justicia o con otro testigo, ya sea una familia o a quienes
los afectados escuchen y confíen.
La situación se les está yendo de las manos a las autoridades
judiciales, al estado, al poder municipal. Porque las mayorías de diferencias y
problemas se resuelven dándole la razón al más fuerte económicamente o al que
está pegado por ser del partido de gobierno. Esto ha creado una desconfianza
tal, que cada quien quiere resolver su problema con sus propias manos. Diente
por diente y ojo por ojo. La sociedad parece regresar al tiempo de las
cavernas, donde el más fuerte impone la razón.
Mientras tantos, la violencia está socavando la familia, sus
valores se ponen en tela de juicio. Su integridad está cuestionada y
desvalorizada. Por esta realidad de la violencia social, política, religiosa,
educativa, económica, psicológica y cultural.
La iglesia ora, reza, canta y celebra su fe, pero de manera no evangélica. La fe sin obra no
transforma la sociedad. O con obra que desfigura el evangelio de Jesús. Esta
actitud está alejando a la iglesia cada vez más de la realidad que vive la
gente. Por ello el Papa Francisco insiste en que la iglesia debe de abrir sus
puertas, que los consagrados y laicos deben de ir a donde viven los pobres, para que la justicia se haga manifiesta desde
la misericordia y el perdón de las personas, no hay otro camino, no hay otra
vía para llegar a vivir como Dios manda.
Los medios de comunicación han hecho de los hechos de
violencia, su mejor arma, su mejor noticia, la más vendida. A mayor violencia,
mejor primera plana, para seguir cautivando al público. De donde se espera la
mejor imagen o la mejor descripción del hecho ocurrido.
Aún más, los programas cotidianos van marcada por unos
discursos de violencia. Las películas y telenovelas visibilizan la violencia como la única forma
de salir de los males que vive la sociedad. La música, las letras, los ritmos
reflejan la violencia como un “valor”. Todo parece responder a ese monstruo
invisible. Que sin aparente cabeza, ni guía se multiplica en la sociedad, como
el cáncer en el cuerpo humano.
Mientras esto sucede, la figura supranacional del mercado y
los empresarios locales del poder político y económico, se acrecienta, porque
están logrando dividir los pueblos y la dispersión acompañada de la violencia,
es su mejor arma. En todos estos que está pasando, no podemos obviar la
política y quienes los representan. El poder económico se fundió con el poder
político y por ellos, nada sucede bajo su sombra que no sea impulsado y
mantenido por ellos.
Hemos llegado a un punto de incertidumbre, que no permite
vislumbrar a corto, mediano y largo plazo la solución de la violencia.
Aunque la razón se resiste a ver una luz, la fe tiene la
respuesta. Encontrar a Dios, es una respuestas, es la mejor vía para dar la
mejor respuesta, razón a la existencia del ser humano de Hoy.
Fe y vida debe recomponer los lazos del amor en la familia.
Oración y vivencia debe sembrar los valores ético que
sostiene la convivencia más sana de la sociedad.
La cultura de la vida, debe recrear los sentimientos más
puros, y el canto fecundo de El (hombre) y Ella (mujer). Deben de vivir su amor, por la vida, por la
vida; lo demás son escusas, mecanismo que usa el “diablo” para dividir la
familia.
Se debe reconocer el trabajo productivo, de quien lo ejerce.
Es una estrategia (violenta) el que no
se reconozca el valor de quien lo ejerce, quien trabaja debe de pagarle lo
justo y armonizar con la naturaleza. Producción, ser humano y naturaleza, deben
de ir uno con el otro. Y deben de estar los bienes productivos al servicio del
ser humano y la naturaleza. No el ser humano y la naturaleza al servicio de los
medios productivos.
La sociedad toda, necesita salir de este cuello de botella,
donde el valor del ser humano, viene por su consumo o sus bienes. Si no se ve como importante realmente al ser humano y la naturaleza. Seguiremos apostando a la violencia
social.
Esta más que demostrado, que el capitalismo ha tomado en cuenta al ser humano, solo para
garantizar su producción y mantener el poder económico, político y
cultural. Todo está fríamente calculado,
responder a los intereses de quienes controlan el mecanismo de producción y el
negocio internacional. Y ese control y enriquecimiento se ha hecho por medio violentos.
Y esa violencia se ha diseminado e inducido en toda la sociedad
Volvamos a Dios, es necesario hacer una parada y ver hacia dónde
vamos. Des montémonos del tren del consumo y despojé-monos de la cultura de la
violencia. Cuidemos nuestra familia, valoremos la paz, el amor, la misericordia
que nos viene de Dios.
Reencontrémonos con la naturaleza, cuidémosla. No sigamos el
camino de los violentos, dejémonos llevar por la luz que nos lleva a una
convivencia de tolerancia, perdón y reconciliación liberadora...
La violencia solo beneficia a los violentos, políticos
corruptos, capitalistas y violadores. Todos van montado en el mismo vagón.
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