miércoles, 12 de octubre de 2011

Hay que reaccionar


Por: Miguel Angel Ciaurriz


Blog detalle"No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte, decía Episteto, de lo que hay que tener miedo es del propio miedo".    
            



Para el domingo 30 de este mes de octubre, las cuatro parroquias de San Cristóbal, tienen programada una marcha en esa ciudad del sur, una de las más violentas del país, para protestar contra la creciente inseguridad que está llenando de dolor y sufrimiento cientos de hogares de esta población.



Tras el lema "el que ama respeta la vida" los católicos de San Cristóbal quieren alzar la voz para decir a los violentos que la gente de paz es más que ellos y también para decir a las instituciones que tienen que ver con la seguridad ciudadana que entre la población existe una gran decepción y desconfianza en su servicio.



Este tema de la violencia es desde hace tiempo un tema común de conversación entre la gente. Cada quien cuenta lo último que le ha pasado. Estas conversaciones permiten hacer un inventario de las distintas formas de violencia que se están practicando. Ciertamente los violentos, los que asaltan, los que roban y amenazan con sus armas a la gente indefensa son muy imaginativos y ocurrentes. Es la lucha de un Goliat, cada vez más agigantado, contra un David, cada vez más desprotegido y vulnerable.



En reiteradas ocasiones, los responsables policiales de esta ciudad se han excusado diciendo que carecen de unidades para aumentar la vigilancia de los barrios donde más enquistada está la violencia. Dicen que el crecimiento poblacional de la región en los últimos decenios se ha multiplicado por mil mientras el personal policial a penas ha crecido.



Los violentos saben muy bien que esto es así y se sienten tan impunes que no se preocupan por ser discretos a la hora de atracar. No lo necesitan. Ya lo hacen en pleno día, ante testigos, seguros de que nadie los va a denunciar ni los va a enfrentar. Por un lado el miedo y por otro la falta de vigilancia policial les cubren la retirada tranquila. En el peor de los casos, si pasan por la justicia, saben que no será cosa de mucho tiempo.



No podemos resignarnos a normalizar e integrar a nuestra rutina diaria la violencia que sufrimos porque, si la normalizamos, si la convertimos en el pan nuestro de cada día, perdemos el más valioso de los dones que tenemos y que hace humana nuestra vida, la paz. Acostumbrarnos a la violencia, limitándonos a tomar nuestros propias precauciones para no ser víctimas de los violentos, nos condenamos a vivir sometidos al miedo. Y vivir bajo el miedo no es vivir. Esto lo saben muy bien todos los dominicanos que pueden hacer memoria de cuarenta años hacia atrás.



Por eso, porque ante la violencia no se debe callar, los católicos de San Cristóbal quieren alzar la voz. Partiendo de la rotonda que hay frente al estado de baseball, recorrerán la Avenida Libertad pasando por el frente de la zona más violenta de la ciudad, los barrios de Zona Verde y Las Flores. La marcha pasará frente al hospital, lugar a donde van a parar muchas de las víctimas de los violentos. Y atravesará la avenida Constitución, donde se encuentran ubicadas las instituciones que tienen la responsabilidad de velar por la seguridad ciudadana, la Gobernación Provincial, el Palacio del Ayuntamiento y el de la Policía. A este marcha todos los pacíficos, sean o no católicos, serán bienvenidos y bienvenidas.



En el parque Piedras Vivas se leerá un manifiesto a favor del respeto a la vida y del rechazo a la violencia y concluirá la marcha en ese mismo lugar con un festival de canciones por la paz y no la violencia.



Esta marcha quiere ser una respuesta, una reacción para salir al paso del miedo que nos empieza a sobrecoger a todos. "No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte, decía Episteto, de lo que hay que tener miedo es del propio miedo".


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