domingo, 30 de enero de 2011

Mujeres que alzan la voz



Majo Siscar · (México)


En México y Centroamérica proliferan las radios autogestionadas en comunidades campesinas y negras donde los más desfavorecidos se convierten en actores y productores de la información




Para las mujeres indígenas y afrodescendientes que participan estas emisoras suponen la posibilidad de romper su triple opresión de género, clase y étnia

Comunicadora de Radio Las Voces de los Pueblos, Oaxaca. Thimo Russo / comppa

Son mujeres pobres, campesinas, indígenas o afrodescendientes. Son las más desfavorecidas de estas latitudes, que llevan en su genoma los estragos del pasado colonial y el presente occidentalizante de América Latina. Viven una triple opresión por ser mujeres, pobres e indígenas o negras. Sus lenguas originarias han sido históricamente despreciadas, y sus trajes y costumbres deleznadas. Pero ahora alzan la voz, en lenguas mayas, garífunas, o español. Con el micrófono en una mano y la mezcladora en la otra, han hecho de las ondas hertzianas un ring más en la batalla por la visibilidad. Se enfrentan al machismo y a las leyes estatales que no reconocen el derecho a la comunicación de los pueblos indígenas –contemplado en las convenciones y tratados internacionales-. Son las comunicadoras de las radios comunitarias, esas emisoras autónomas que se esparcen por todos lados desafiando los intereses de las grandes corporaciones mediáticas y devolviendo los medios al servicio de la sociedad.

“Para lograr una sociedad donde se garantice el acceso a los medios en condiciones de igualdad es fundamental que sean las comunidades quienes manejen sus propios medios en función de sus necesidades. Éstos van más allá de la simple transmisión de información, abren espacios de participación facilitando procesos de diálogo, de educación y concienzación, de empoderamiento, de fortalecimiento de la cultura y el idioma”, explica Luz Ruíz, una de las fundadoras de Comunicador@s Populares por la Autonomía (COMPPA). Esta ONG trabaja con organizaciones de indígenas y campesinos en el sur de México, Guatemala y Honduras. Su misión es dar capacitación técnica y logística para usar la radio como herramienta al servicio de la comunidad y el cambio social.

La comunicación es un derecho humano y es la base para construir la ciudadanía. Sin embargo, los medios masivos cada vez más monopolizados y al servicio de los intereses empresariales, han perdido su vocación de servicio público y han excluido a gran parte de la población. Frente a su discurso único y homogenizante, la radio es una vieja alternativa accesible para crear medios propios y autónomos. La infraestructura de emisión y recepción es relativamente asequible, tiene el potencial de alcanzar un gran número de personas y sobre todo, porque permite ser manejada y entendida por cualquiera que pueda hablar, independientemente de si sabe leer o escribir. A nivel comunitario además, permite rescatar las lenguas propias, romper el aislamiento de aldeas hermanas dispersas entre sí y crear sentimiento de pertenencia a una organización. Los pueblos originarios han encontrado así una manera de reapropiarse de los medios, y convertirse ellos mismos en actores y productores de la información. Así, en México y Centroamérica han proliferado en los últimos treinta años infinidad de radios comunitarias. “A través de nuestra radio concienciamos y damos a conocer noticias nacionales e internacionales del movimiento popular, así como información de políticas y proyectos que nos afectan como población indígena”, explica Juan Vázquez, el coordinador de La Voz Lenca, una de las radios a las que apoyan en Honduras.

Las comunicadoras que asisten a los talleres de Radio y Género comparten sus experiencias como mujeres a la vez que mejoran sus conocimientos de radio. Emma Shaw / comppa

Pero aún hay bastantes desafíos al interior de estos proyectos de comunicación. Este empoderamiento no se da equitativamente entre hombres y mujeres. “Hay una participación desigual de las mujeres. Por un lado se debe a la falta de tiempo para dedicarle debido a la fuerte carga de trabajo que tienen las mujeres tanto dentro del hogar, como fuera de él. En la medida que los compañeros o diferentes personas apoyan en las labores del hogar, se responsabilizan del cuidado de hijos e hijas, se ha visto que las compañeras han podido participar más”, apunta Ruíz. Aún cuando se trata de radios de comunidades politizadas las mujeres no pueden librarse del machismo, estructural y al interior de las radios. “Muchas veces solo se considera al hombre a quién se le dan todas las facilidades para que se capacite, participe y lleve adelante un programa o salga a hacer entrevistas o grabaciones, mientras que a la compañera se la incluye para que haga el aseo, sea recepcionista o prepare café. Poco a poco estas actitudes se han ido reflexionando, debatiendo y en la medida que más compañeras van participando en las radios, se va transformando la situación y abriendo espacio para que más mujeres se integren en condiciones de igualdad”, relata Ruíz.

Sin embargo algunas logran superar todos esos obstáculos, como Isabel López, comunicadora indígena guatematelca de Radio Unión, La Voz de la Resistencia. “Los hombres hablan de sus derechos y sus conocimientos en la radio, igual nosotras tenemos también conocimiento, derechos, necesidades y sentimientos que expresar, por eso es importante que las mujeres participemos y lo demos a conocer a otras mujeres”, constata. “Nuestra participación es importante porque no solo se trata de hacer oír lo que nosotras opinamos como mujer sino que también hay hombres que están viendo ese cambio, ese sueño que mejore la calidad de vida de las mujeres dentro de las comunidades”, arguye Lucero Pablo, conductora del programa Simplemente Mujeres en la radio Aamay Iyoltokniwan, en Veracruz.

Ambas forman parte de un grupo de 80 mujeres que participan en los talleres de Comunicación popular, radio comunitaria y género. Ahí se encuentran mujeres de diferentes zonas y etnias, que a la vez que se capacitan en género y radio –aprendiendo a usar grabadoras, mezcladoras, producir contenidos, perspectiva de género, lenguaje no sexista,…- descubren sus diferentes culturas y costumbres pero también sus problemas comunes.

Una radialista garífuna en el taller de Radio Comunitaria y Género que coordina COMPPA en Honduras. Emma Shaw / comppa

Así, aunque la exhuberancia de las garífunas choca a veces con el recato y la timidez de las indígenas, unas y otras descubren como se les han impuesto roles similares desde niñas o cómo sus compañeros hombres les dificultan la entrada a ciertos espacios. “Las mujeres no podemos estar aisladas de la organización. Nosotras nos hemos venido capacitando en nuestros derechos, hemos tenido talleres y hemos participado en todos los procesos políticos. No se deben descuidar los derechos de las mujeres si somos una organización que luchamos por una vida diferente, por un mundo diferente”, subraya Cruz Alfaro, una de las radialistas de La Voz Lenca.

El contar con capacidad e infraestructura para la búsqueda y acceso a la información, así como las condiciones y la capacidad de expresarse, opinar y debatir, aumenta las posibilidades para que las mujeres participen y sean sujetos políticos. Así, en sus programas, estas mujeres transcienden los temas atribuidos tradicionalmente a las mujeres: la salud, el cuidado de la casa y la familia,… y abordan las problemáticas sociales de sus comunidades e incluso temas considerados tabúes como si el sexo es un derecho o una obligación.

Pero no es un camino fácil y queda mucho por recorrer. Como indicava Ruíz aún en las organizaciones más politizadas muchas encuentran el obstáculo masculino. “Hay hombres que no le dan permiso a sus mujeres porqué tienen que cuidar la casa, los hijos, y nosotras las animamos a que participen”, asegura María Hernández, de Radio Unión.

Por ello COMPPA, además de los talleres dirigidos a las compañeras, han integrado la perspectiva de género transversalmente en los talleres mixtos, donde jóvenes y jóvenas -como acostumbran a llamarse ellas- discuten sobre que es el sexismo y como erradicarlo de sus radios.

Las comunicadoras se enfrentan muchas veces con el menosprecio de sus familias y compañeros. Emma Shaw / comppaSin embargo el patriarcado no es la única barrera. Mujeres y hombres de radios comunitarias enfrentan el peso de la ley en su contra. Las regulaciones en México y Centroamérica no reconocen la legitimidad de las radios comunitarias pese que este derecho esté reconocido hasta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La propia Relatoría de la ONU sobre Libertad de Expresión reganó a México en su visita el pasado agosto, por mantener decenas de radios indígenas en la ilegalidad y por tanto con el acecho constante de que en cualquier momento el gobierno puede cerrarlas. Y es que muchas de ellas son un desafío al status quo, pues frecuentemente ofrecen alternativas al modelo económico y social imperante.

“Hago un programa desde el género pero contra la construcción de las represas, dar a conocer lo que está pasando ylos malos efectos que puedan traer,”, cuenta Elvira de Jesús Corado, de la Radio Libertad, en la selva de Guatemala donde hay muchos proyectos para construir presas para hidroeléctricas.

Con mujeres como ellas, se está rompiendo el silencio a las que se las ha condenado históricamente. Y estas son solo algunas luciérnagas en medio de la noche estrellada. Porque pese a las trabas legales, en toda América Latina hay miles de emisoras comunitarias, alternativas y no comerciales desde donde mujeres y hombres hacen real su derecho a la comunicación y rompen con sus voces, el discurso preponderante, androcéntrico y uniformador.

Tomando Partido. Mujeres en las Radios Comunitarias (29′22”), es un documental de COMPPA realizado por Maria Reyero. En él se profundiza sobre el tema y se oye a las mujeres hablar con su propia voz.

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