La abstención militante y el voto nulo, tienen mayor sentido hoy, cuando se hace evidente que los partidos con representación en el Estado están aliados en contra de los intereses del pueblo, y llaman a las urnas con el propósito común de dar apariencia de legitimidad a los privilegios de que disfrutan sus principales dirigentes.
Virgilio Bello Rosa, delegado del Partido Revolucionario Dominicano, y Tácito Perdomo, del Partido Reformista Social Cristiano, elogian la organización del proceso electoral que deberá culminar el domingo próximo.
No se atreven a denunciar la enorme influencia que tiene en la Junta Central Electoral el Partido de la Liberación Dominicana, y particularmente la voluntad del presidente Leonel Fernández.
La crítica, la limitan a la conducción de la campaña electoral. No hacen denuncias de fondo sobre la debilidad institucional que sirve de marco a la corrupción.
El PRD y el PLD, como el PRSC y otros pequeños grupos, hacen causa común en el montaje de una mascarada electoral que no generará cambio alguno,
A esa farsa de mal gusto se han integrado grupos y personas que, para seguir presentándose como de izquierda, manipulan conceptos básicos en el afán de validar alianzas que sólo constituyen infames concesiones a los sectores dominantes.
¿Acaso es posible dar un voto de conciencia por los candidatos del PRD, un partido que, haciendo causa común con la gran empresa, asumió como demanda la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional? ¿Y por los del desacreditado PRSC, que también pidió el acuerdo, sabiendo que el FMI preserva la capacidad de pago sacrificando a las mayorías?
La potencialidad electoral que conserva el PLD a pesar de ser el sello de un gobierno abusador, corrupto y contaminado por el narcotráfico y otras lacras, se debe a que no hay opción que marque la diferencia.
En esta situación, es un acto de conciencia no votar... Porque el pueblo no tiene candidatos y las elecciones no son la fiesta de la democracia sino el festín de los verdugos.
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