miércoles, 21 de abril de 2010

¿Criminales o víctimas?

Escrito por: Susi Pola (susipola@gmail.com)

El viernes 16 de abril, se conmemoró el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, recordando Iqbal Mashib, militante de la sección infantil del Frente de Liberación del Trabajo Forzado de Pakistán, asesinado a los 12 años, en 1995, por denunciar la situación de los niños y niñas oprimidos por la mafia de la tapicería de alfombras. Iqbal recorrió el mundo y fue premiado porque, pese a haber sido cedido como garantía de préstamos a familiares a los 4 años, tuvo la valentía de revelar la situación en que viven actualmente, más de 400 millones de niños y niñas en el mundo.


En la conmemoración de abril, por los niños y niñas víctimas de abandono y desinterés, el país se conmueve con el descubrimiento de una banda de menores que cometía crímenes terribles con sus víctimas, taxistas a los que abordaban para torturarlos y matarlos. En los comentarios, prevalece la idea de reformar el Código de NNA, para endurecer las penas y bajar el límite de la minoría de edad a fin de que sean juzgados como personas adultas. También hay explicaciones asegurando que los/as menores son sicópatas que delinquieron a temprana edad y pertenecen a grupos marginados.

Justificar para aumentar penas, es la manera más fácil de discutir situaciones generadas en la sociedad y desatendidas por el Estado, cuyas administraciones se ocupan poco de los problemas sociales y desatienden la inversión para desarrollar una ciudadanía sana, invirtiendo en obras ostentosas y desarrollos individuales de la clase político partidista. Aumentar las penas, en un sistema represivo marcado por la corrupción, en cárceles indignas de donde cualquiera escapa, no solo contradice la esencia misma del derecho penal aplicado a las personas imputadas para que se regeneren y más si son jóvenes, también es una burla y un fracaso.


Mientras cada vez más menores son autores de delitos y se incrementa el problema de la falta de instituciones para “corregirlos/as”, las instituciones dominicanas para la niñez, han fracasado por la falta de inversión, por lo que, Estado, sociedad y Justicia como institución, tienen que buscar alternativas de recuperación que se incluyan dentro de los acuerdos internacionales que promueven la regeneración de las personas.

De lo contrario, estaremos validando los procedimientos ya conocidos de “cazar a delincuentes”, una manera violenta y establecida que aplica el refrán de “muerto el perro, muerta la rabia”, como máxima de buen procedimiento, olvidando que estamos tratando a personas que crecieron en la violencia y el abandono.

¿Y Conani? ¿Y el sistema jurídico legal para menores? ¿Y el gobierno? ¿Y los/as candidatos/as? ¿Y los programas de prevención?

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