miércoles, 14 de abril de 2010

Bandik y el cardenal.-

Escrito por: Lilliam Oviedo (lilliamoviedo@yahoo.es)

El escándalo generado por el asesinato de cinco de los implicados en el real o supuesto secuestro del joven Eduardo Baldera, la vigilancia policial (encabezada por un coronel) en la torre Atiemar (aquella cuyo constructor, Arturo Del Tiempo, está acusado en España de tráfico de cocaína), y los recientes casos de brutalidad y corrupción policial, han movido a ciertos grupos a realizar una especie de cruzada en favor de la imagen del jefe de la Policía, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín.

Hace diez días, Guzmán Fermín tuvo que reconocer que Arturo Del Tiempo fue agente honorífico de la Policía Nacional, y el pasado lunes los diarios dan a conocer una declaración conjunta con el cardenal Nicolás De Jesús López Rodríguez, solicitando endurecer las penas para los menores infractores.

A ninguno de los dos se les ocurre pedir endurecer las penas para los adultos que emplean menores en hechos delictivos, ni mucho menos establecer la obligatoriedad de la educación sistemática básica y la responsabilidad ineludible del Estado de garantizar escuela, alimento y salud a los niños y a las niñas. Sucede que de justicia social no es que desean hablar.


El cardenal habla como representante del poder permanente y el jefe de la Policía como agente del autoritarismo y como protegido del poder político y de la clase dominante.


Nada tan saludable para la imagen de Guzmán Fermín y tan útil para asegurar su posicionamiento en el esquema que formar coro con Su Eminencia Reverendísima.


Para coronar estos esfuerzos, dirigidos a lavar la cara al sistema y sus sustentadores, en condición de representante del poder permanente y de agente del autoritarismo, habló también el Agregado de Defensa de la Embajada de Estados Unidos, Mark G. Bandik.


Presentó a Guzmán Fermín como un líder y elogió el nivel de eficiencia que ha logrado bajo su dirección la Policía Nacional.


¿Le pasa la mano después del informe en que el Departamento de Estado consigna que continúan las ejecuciones extrajudiciales, la brutalidad y la corrupción? ¿Le da un espaldarazo haciéndole saber que su servicio es apreciado?

Más importante que todo eso, es la puesta en evidencia de que el abuso y el sometimiento son consustanciales al esquema vigente de ejercicio del poder, que no puede prescindir de la fuerza.
Irónicamente, los diarios se vieron en la obligación de reseñar en una misma edición las declaraciones de Bandik y el incidente en que periodistas y camarógrafos del programa de la periodista Nuria Piera fueron detenidos por filmar en las inmediaciones de la casa de Guzmán Fermín.
Bandik y el cardenal, nada dicen sobre eso. Cumplen con el sistema, y punto.

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