miércoles, 19 de mayo de 2010

Vamos mal.-


Por: Julio Cury (informacion@elnacional.com)


El arzobispo de Santo Domingo exhortó el día 11 a sufragar con sensatez considerando que somos abatidos por “la delincuencia, la corrupción, el narcotráfico, la inversión de valores y los ataques a la unidad familiar”. Sin embargo, luego de conocerse los resultados electorales, el Presidente consideró que el triunfo peledeísta fue un reconocimiento al “buen desempeño” de su gobierno.

¿Es posible que esta administración haya sacado buenas notas en momentos en que el país, como expresó el Cardenal López Rodríguez, es asediado por tantos problemas? Aunque parece paradójico, lo cierto es que la debacle perredeísta está íntimamente asociada con la reserva e imposición del 70% de las candidaturas, medida conflictiva que en nombre del “nuevo PRD” perseguía cerrarle el paso a seguidores de Hipólito Mejía. Y por supuesto, los auxilios “sociales” del gobierno, que reprodujeron la desigualdad que caracterizó la contienda presidencial del 2008, volvieron a pesar mucho, como lo comprobó esta vez el Departamento de Observación Electoral de la OEA.

Ajeno a pasiones distorsionantes, debemos convenir en que la embestida clientelista del gobierno hizo que el resultado de la matemática electoral no se corresponda con las genuinas simpatías colectivas, lo que a su vez constituye una negación de la democracia, en el que las decisiones predominantes deben ser las asumidas libre y mayoritariamente por el pueblo.

Vamos mal; lo del Distrito Nacional no se justifica ni mirándolo con lupa. Sin menospreciar a Reinaldo Pared, pienso que Milagros Ortiz, en reconocimiento a su pulcra trayectoria, debió haberse impuesto cómodamente. Su derrota debilita el ejemplo de honestidad política que ella ha sembrado, y hasta abre la interrogante de si vale la pena emularlo en una sociedad que no retribuye las virtudes. Pesimismo a un lado, es evidente que además del PRD, el país perdió, toda vez que al menos durante los próximos dos años el Congreso, acaso como si el saldo de estos últimos cuatro no fuese aleccionador, seguirá siendo satélite del Ejecutivo.

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